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miércoles, 14 de septiembre de 2011

De tal palo, tal astilla. Parte 1.

¡Saludos queridos anecdotistas!

Hace un par de días, inicié esta propuesta con una vivencia personal en el ámbito de los videojuegos. Aprendí que juzgar antes de tiempo puede ser contraproducente. Ya lo dice el refrán: "no vendas la piel del oso antes de cazarlo".
Precisamente la historia de hoy, cómo prácticamente todas las que aparecerán en el blog, también puede resumirse con el dicho popular que encabeza el post.
Decía Shopenhauer que "El que no ha tenido un perro no sabe qué es querer y ser querido." Al célebre filósofo alemán no le faltaba razón. Durante años, he sido, soy, y seguiré siendo un fanático del mundo canino. La fascinación por estas fieles criaturas me viene de muy jovencito.
Por aquel entonces, yo tendría alrededor de cuatro o cinco años. Pero lo recuerdo bien. La lluvia azotaba las calles con fuerza y yo, a través de la ventana, contemplaba casi  hipnotizado aquel espectáculo. Entonces, dirigí la mirada a algo que parecía moverse entre los coches. Andar a cuatro patas lo delataba. Bueno, eso y los constantes ladridos que vociferaba. Sea lo que fuese, al perro no parecía gustarle demasiado. Picado por la curiosidad, aproveché un descuido de mi madre y salí al exterior. Al abrir la puerta, el pequeño dejó de ladrar y se abalanzó sobre mí.
Aunque antes he mencionado mi pasión por los perros, lo cierto es que casi siempre ha ido acompañada de un considerable respeto, especialmente de muy jovencito. Por eso mi reacción inicial fue cerrarle la puerta en los morros. De repente, apareció cual fantasma la figura de un niño. Abrí la puerta y dejé que el perro entrase. Y no era para menos, puesto que ese "niño" no era tal cosa. Era un hombre, pero bajo, extremadamente bajo. Y feo, horriblemente feo. Su rostro se me antojaba un tanto siniestro. Se quedó mirando al can fijamente, moviendo de tanto en tanto los ojos hacia mí. Sí, no era una situación muy agradable, lo reconozco.
Pero duró poco. El perro empezó a mover la cola y el hombre me hizo señas para que le dejase salir. Cuando lo hice, el perro salto a la pierna de ese individuo y él le dio un par de caricias. Luego, continuó con lo que fuera que estuviese haciendo y se largó. El perro lo siguió al instante, no sin girarse una última vez hacia mí. Ahí es cuando me di cuenta de algo: También era feo, horriblemente feo.
Años más tarde me enteré que, efectivamente, esa cosilla peluda y juguetona era su más fiel amigo.
Ya lo dice el refrán: "De tal palo, tal astilla".

PD: Lo que sea a lo que el perro ladraba sigue siendo un misterio. De momento...

lunes, 12 de septiembre de 2011

Juzgar antes de tiempo

¡Muy buenas queridos anecdotistas!
Quería empezar esta curiosa travesía con una vivencia enmarcada en uno de los sectores del entretenimiento más hipnotizantes: Los videojuegos.
Se trata, sin duda alguna, de un elemento prácticamente imprescindible para la mayoría de jóvenes que, como yo, hemos disfrutado de una de estas maravillas del "Octavo arte".
Prácticamente todos tendréis alguna anécdota, situación o experiencia que compartir. De eso estoy seguro.  En mi caso particular, la historia que os contaré tiene como telón de fondo al que sigue siendo, hoy por hoy, uno de los juegos más sorprendentes que he tenido en mis manos. Se trata de "Oblivion", cuarta parte de "The Elder Scrolls", la famosa saga de rol en primera persona que encandiló a público y crítica en el año 2006.
Probablemente no sea ni el primero ni el último que haya menospreciado un videojuego por sus primeras horas de partida. Sin embargo, así fue. Aún sabiendo que el presumible bodrio era obra de Bethesda Softworks, valedores de ese portento jugable llamado "Fallout 3", con el que quedé impresionado, sus gráficos me invitaban a pedir una hoja de reclamaciones. Claro que, en ese momento (año 2010) había acostumbrado a mis ojos a orgías visuales como "Far Cry 2" ó "Crysis".
Tras cinco minutos recorriendo una interminable gruta subterránea y escapando de ratas titánicas, eché un par de bostezos y me fui a dormir, no sin antes prometerme que al día siguiente lo intentaría de nuevo.


Una vez finiquitada la dichosa rata apareció una pantalla llena de opciones de todo tipo y empecé a sospechar algo que me incitó a continuar.

Grutas, mazmorras, cuevas...Oblivion no es apto para claustrofóbicos


 Quince minutos después me encontré con una puerta en la que se podía leer "A la Ciudad imperial". Al abrirla, confirmé mi presentimiento: Una gran llanura verde, preciosista, inmensa y rica en detalles. Arriba, las nubes se movían y ocultaban el sol, produciendo un efecto bellísimo. Estaba asistiendo a algo grande, pero aún era demasiado pronto para darme cuenta.

 
Los atardeceres en Oblivion te engogen el corazón

 Con el mencionado "Fallout 3" tuve una experiencia similar. Empecé en un monótono refugio nuclear que parecía frustrar las altas expectativas que había depositado en él. Pero al salir al aire libre y tras más de 60 horas de juego a mis espaldas, ahí estava, coronando mi "top ten" particular.
Tal vez era eso, tal vez necesitaba mojarme por completo, empaparme de todo lo que me rodeara y no dejarme llevar por las penosas sensaciones del inicio. Y eso hice. Aquella tarde, una de las pocas que recuerdo haber pasado más de 3 horas seguidas "desconectado" del mundo, sirvió para poner a prueba todas las dudas. Al apagar la consola, me sentía extrañado. Por un lado, me remordía la conciencia por haber pensado en devolverlo. Por otro sabía que, muy posiblemente, me encontraba ante un digno sucesor de mi juego favorito.
Actualmente llevo cerca de 50 horas disfrutando de "Oblivion". Huelga decir que, para un servidor, es el mejor juego de la historia.
¿Por qué he empezado con ésta aparentemente irrelevante historia? Muy sencillo. Mi objetivo con este blog no es llenarlo de sucesos épicos y grandes hazañas. Mi propósito es conocer los pequeños relatos que, aunque a ojos de los demás puedan parecer banales, a nosotros nos han hecho aprender más de una lección.
PD: Os dejo con algunos análisis para los que, como yo, no las teníamos todas.

http://www.3djuegos.com/juegos/analisis/1068/0/the-elder-scrolls-iv-oblivion/

http://www.meristation.com/v3/des_analisis.php?pic=360&idj=cw4289af6e75672&id=cw4426e43bd2539&idp=&otro=1

sábado, 10 de septiembre de 2011

¡Estamos en línea!

¡Bienvenidos!

Seguramente os estaréis preguntando "¿En qué clase de blog me he metido?".
 "Anecdotistas" es un espacio dónde todos y cada uno de sus miembros tendran el derecho deber de contarnos en voz alta todo lo que siempre han tenido que decir en boz baja. Todo tipo de experiencias, des de las más mundanas a las más increíbles, des de las simples casualidades a las leyes de Murphy, des de las más terroríficas a las más placenteras. Todo tiene cabida en este blog.

Así pues, ¡Larga vida a los "anecdotistas"!